Málaga ya lo sabía, pero además lo vio. El pasado 18 de septiembre lascalles del centro de Málaga presenciaron una manifestación como no serecuerda en esta ciudad tal vez desde las movilizaciones por el “No a laGuerra”. Más de mil personas exigieron otro modelo de ciudad, clamaroncontra la privatización de los espacios públicos, contra eldesmantelamiento de la cultura, contra la ciudad escaparate, contra lapolítica de los solares y la destrucción. Más de mil personas exigieronel derecho a la ciudad. Su voz gritó que la Casa Invisible debecontinuar, que la Casa Invisible continuará. Málaga ya lo sabía, pero además su Ayuntamiento lo vio. Ante un eventocomo el de este 18 de septiembre el Ayuntamiento no puede mirar haciaotro lado. No puede obviar los procesos de organización ciudadana, nopuede pretender su eliminación como si no existieran, no puede imponerun modelo que pase exclusivamente por el tutelaje de lasadministraciones públicas o de instituciones privadas. Frente a laasfixiante regulación estatal y la voracidad del interés privado, laCasa Invisible, como tantas otras iniciativas ciudadanas, se fuga parainstituirse como un lugar de creación colectiva, de agregación social,de intensa democracia, de organización cooperativa, de gestión ciudadanay cultura libre. Málaga lo sabía, pero además ahora conoce su fuerza. Frente a la tristeza de unos modos de hacer trasnochados, el 18 deseptiembre las calles de Málaga fueron tomadas por una alegríadesbordante. Los diferentes bloques de una marea multicolor mostraron lapotencia de una realidad insoslayable en nuestra ciudad y en Andalucía,como es la Casa Invisible. Personas y colectivos de la ciudad, perotambién de todos los puntos de nuestra geografía, se dieron cita porquehan hecho suya la Casa Invisible o porque quisieron mostrar su apoyo. Atodas y todos, gracias. Somos parte de esa misma marea que, el 18 de septiembre, fue encabezadapor un camión lleno de músicos, que era seguida por un bloque de mujeresataviadas como las sufragistas de hace 150 años, que se extendía entrebailes andinos, entre grupos de teatro, entre niñas y niños queacarreaban su Casa Invisible de cartón, entre un circo móvil, entrepregoneras que escalaron a las ventanas de los edificios, entre antiguos cines ahora abandonados por las políticas culturales pero cuyasfachadas fueron cubiertas por los enunciados de una iniciativa que,ahora más que nunca, el Ayuntamiento de Málaga, y con él el resto deinstituciones andaluzas, debe aceptar y valorar en su justa medida.Las mismas calles que hace pocos meses se quedaban casi vacías cuando elAyuntamiento convocaba a la ciudadanía para defender su proyecto irrealde candidata a Capital cultural europea 2016, se abarrotaron cuando erala cultura libre, la gestión ciudadana, el derecho a la ciudad y lapermanencia de la Casa Invisible las que llamaban. Málaga ya lo sabía, pero además ahora es consciente de que no puedeperder. Hace dos años y medio llegamos para quedarnos. El 18 deseptiembre de 2009 supimos que no nos vamos. video de la manifestación: |